Preparamos la habitación del Niño
Llega la Navidad y con ella, el tiempo de Adviento, como tiempo de preparación que nos ayuda a vivir como creyentes y como seres humanos. ¿Algo más entrañable y humano que un niño recién nacido? Cada niño que nace nos devuelve la esperanza en la humanidad, en el futuro, en la vida. Sólo por esto sería bueno celebrar la Navidad.
Para poder entender mejor el sentido de este Adviento, proponemos fijarnos en el símil de una madre que espera la llegada de su bebé, como una familia que sabe que su vida va a cambiar y ha de transformarse para abrir un hueco a alguien más
Por ello recorreremos un itinerario de cuatro semanas, que nos ayudarán a ser conscientes de lo importante que es saber esperar y saber prepararse para la llegada de alguien importante. La llegada de Jesús.
Para poder entender mejor el sentido de este Adviento, proponemos fijarnos en el símil de una madre que espera la llegada de su bebé, como una familia que sabe que su vida va a cambiar y ha de transformarse para abrir un hueco a alguien más
Por ello recorreremos un itinerario de cuatro semanas, que nos ayudarán a ser conscientes de lo importante que es saber esperar y saber prepararse para la llegada de alguien importante. La llegada de Jesús.
Inspiración evangélica: Marcos 13, 33-37
Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.
Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.